La educación gratuita actúa como un catalizador fundamental para el emprendimiento juvenil en comunidades marginadas, otorgando habilidades y acceso a recursos indispensables. A pesar de los desafíos persistentes, como la falta de financiamiento y redes de apoyo, impulsar políticas integrales puede transformar la vida de estos jóvenes y fomentar un desarrollo sostenible.